Un día más, amigo mío.
El otro día, al despertar en la madrugada, te sentí cerca.
Viniste y apoyaste tu cabecita junto a la mía, como diciéndome sin palabras: “Descansa, estoy aquí.”
Siempre silencioso, pero nunca menos importante.
Tus ronroneos me han acompañado casi quince años, llenando de calma mis noches y mis días.
De ti he recibido tanto, sin que pidieras nada más que cariño.
Poco a poco duermes más, juegas menos, y tu cuerpo se ve más pequeño, más delgado.
Tus ojos, antes tan brillantes, hoy se ven más cansados, y solo me nace pedirle a la vida un día más.
Un día más de tu compañía.
Un día más de verte como el hermano mayor de mis hijos.
Un día más de tus ronroneos que me arrullan el alma.
Un día más de verte cuidar, paciente, a las gatas traviesas y a los niños inquietos.
Ya se acerca tu cumpleaños, mi travieso Nano, y hoy quiero recordar todo lo que he recibido de ti —y lo que sigo recibiendo—.
Tu vida ha sido un regalo inmenso que Dios nos ha dado, una muestra viva de amor incondicional.
Un día más, amigo mío.
Déjame acompañarte como tú lo hiciste conmigo, en mis días de llanto, en mis enfermedades, en mis silencios, en esta foto estabas esperando junto a mi que nazca tu pequeña Isabel.
Un día más, mi pequeño consolador, mi compañero fiel, mi alegría sencilla.
Gracias por tanto, Nano.
Por tu paciencia, tu ternura y tu forma de decir “aquí estoy” sin pronunciar palabra.
Gracias por enseñarme que el amor verdadero no necesita ruido.
Me haces muy feliz, y seguirás haciéndolo… cada vez que cierre los ojos y te sienta, una vez más, cerca de mí. 🐾
El amor más puro a veces llega en cuatro patas y con un ronroneo.



.jpeg)

No hay comentarios:
Publicar un comentario
No olvides dejarnos tus sugerencias y propuestas!!!